Feather


Ayer volví a ser un crío por unas horas.

Vale, reconozco que nunca he dejado de actuar y ser como un crío. Pero también hemos de reconocer que forma parte de mi ser. Aún ha de llegar el día que decida ser una persona seria y formal (y por vuestro bien sabeis que no es una opción interesante). El caso es que, aprovechando que la hermana de mi amiga Gina estrenaba obra de teatro en mi cole, cogimos con Esther y también arrastramos a Alex a ese terrible (pero a la vez curiosamente morboso) viaje a nuestro pasado.

Y es que no pasaba por el cole desde 2004, cuando me fui. De hecho, volví a recoger el diploma pero eso no cuenta. Y el reencuentro con las monjas que nos han acechado desde los 4 años no tuvo precio. Cuando la hermana Adelina dio por hecho que Esther y yo eramos pareja estuve a nada de sacarle a Alex y decirle que ÉL sí, pero no entra dentro de mis planes cargármela de un susto.

La obra fue infumable. Dirigida por la profe de Historia que lucha año tras año en las filas de PP de Sant Cugat, cada vez los teenagers son más dejaos, y ayer quedó patente. Si bien la obra era "Las Musas" con conceptos abstractos como la música y el arte en general, blablabla, anteriormente tenía líneas de diálogo (cuando yo participé era flautista, pero otros hablaban). El caso es que en esta ocasión, TODO eran bailes. Bailes de chonis imitando la lírica de Fama, que parecían wannabes de Marbelys que daban pavor.

Pero entonces llegó la estrella de la noche. Un chico amanerado como él solo, con un vestido de romano imposible más sexy (enseñándolo casi todo), con una gracia andando que ya le gustaría a Tyra Banks. Se comió el escenario y fue toda una diva. Y le adoro, no por él, sino por lo que representa. Me gusta que aunque las generaciones cada vez sean más chungas y dejadas, almenos esos chicos amanerados puedan salir y ser las estrellas de la fiesta, digan lo que digan. Porque, de hecho, la mentalidad de la gente no ha cambiado tanto como nos gustaría. En clase seguro que siguen llamando maricón a todo aquel un poco amanerado. Pero lo que de verdad me gusta es que quien ha cambiado es cada uno de esos chicos, que en vez de sentirse intimidados sacan sus armas y se comen el mundo. Y, de hecho, el tiempo pone a cada uno en su lugar. Y yo soy fan del chico que ayer salió como un Sol gigante, en medio del escenario, con más garbo y elegancia que todas las Jennis y Melanis de su alrededor. Viva!

5 thoughts on “Feather”

  1. jajajajaja
    me encanta este momento mitin que has tenido!! bravo, bravo!
    ayer fue desde luego una tarde-noche de las que hacen historia..y bastante digo con eso!
    volver aver a las monjas, algunas profes y como el colegio por dentro me dejaron un poco rara...
    eso sí, el chico sol-orfeo- y mil papeles más fue la estrella de la noche, el artista revelación y nuestra Sarah Jessica particular, porfavor que repita y el año que viene vuelva a ser el prota!
    no has hablado de cómo se marcaban ciertas formas bajo su minúscula túnica....

  2. sois unos pervertidos....ya me han contado que la obra era un rollazo, pero es que la torrijos no tiene ni idea y asi le sale. me alegro que las formas masculinas de un chico os alegraran un poco la tarde jejeje, yo hubiera optado por matar del susto a la monja pero bueno tampoco es cuestion de ser un asesino jeje

  3. Jajajajaja, fue espectacular.

    Tendríamos que haber ido a pedirle un autógrafo al finalizar la función hombre ya!

    Que sepa que por mucho que le digan sus compañeros, tiene fans!