FRIDAY! FRIDAY! FRIDAY!

Anda que no nos gusta ni nada un fenómeno de Internet. Como a un niño un caramelo.

La última sensación en la red es Rebecca Black. Aterrorizó el mundo este último viernes, junto con el terrible terremoto en Japón (casualidad? consecuencia?) con la filtración de su vídeo Friday.

Todo es tan horrible que no sé ni cómo empezar. La canción es una soberana mierda, una especie de Ke$ha blanca, sin hablar de alcohol ni de sexo ni de nada. El problema es que todo está mal. Rebecca es fea, recoge lo peor de M.I.A. y lo peor de Lea Michele y da una rabia verla, especialmente cuando sonríe. Cuando la oyes "cantar" descubres que la máquina de tabaco del bar de la esquina muestra más emoción. Incluso cuando canta las estrofas, el autotune es tan exagerado que llegas a dudar de si la voz no es un programa en plan Loquendo. El estribillo es infernal. El tono de voz nasal que pone cuando canta "FRIDAY! FRIDAY!" se te mete en el tímpano y durante unos segundos pierdes toda audición.

La pesadilla empieza con nuestra amiga Rebecca levantándose para ir a la parada de bus. Resulta que es viernes! y sus amigos la vienen a buscar. Esos amigos también han pasado a la historia. Desde el chico que la invita a sentarse en el coche con cara de pervertido (It ain't gonna suck itself, ponía debajo de la captura en uno de los millones de memes que ya han salido), a la amiga de rosa que no sabe bailar y por lo tanto, mueve los brazos como si tuviera deficiencias mentales, o la otra amiga con cara de circunstancias.

La letra es para enmarcarla: frases como "no sé en qué sitio sentarme del coche" o "ayer era jueves, mañana será sábado y el siguiente domingo" o "fun fun fun" se colarán rápido en vuestros corazones (o en vuestros retretes). Rebecca is a songwriter, composer, artist, you know.

Para adornar el tema nada mejor que un negro conduciendo en un croma en plan 1993 y rapeando sobre absolutamente nada. Rebecca termina el vídeo en una fiesta, subida a una mesa mientras niños de 8 años la corean porque es muy divertida y sin alcohol también lo podemos pasar bien.

Ah, y por si no os lo había dicho, cada vez que la escucho me gusta más. Es el Osama Bin Laden de los guilty pleasures...