Black Swan


El miércoles me planté en el cine, siendo casi el último en ver la película más importante de lo que llevamos de 2011.

En un alarde de analfabetismo, he de reconocer que no conocía la historia del Lago de los Cisnes, pero afortunadamente pensaron en mí y la propia Natalie Portman la cuenta en una escena de la peli.

Black Swan cuenta la historia de un ballet de NYC en el que participa Nina. La bailarina más famosa, Beth, interpretada por una Winona Ryder que ha pasado de aparentar 16 años a aparentar 50 de golpe, es despedida por vieja, como siempre pasa en cualquier rama del mundo del espectáculo, y Nina toma su papel, el de cisne en una reinterpretación del Swan Lake en el que va a tener que interpretar el clásico cisne blanco, y el negro.

Mila Kunis también llega para descolocar el mundo de Nina, siendo una bailarina perfecta pero con los suficientes errores y fallos adorables que la hacen ideal para el papel de Black Swan.

Vincent Cassel, marido de Monica Bellucci y quizás el hombre que más me pone del celuloide actualmente es el director del ballet y se encapricha de Nina, aunque sabe que costará sacarle el Black Swan de dentro. Nina es una niña mimada por su madre, que tiene 28 años y vive encerrada en un cuarto rosa lleno de peluches como si tuviera 12. La madre dejó su carrera por tenerla y está obsesionada con que triunfe. Vamos, un topicazo. Por suerte, la Portman consigue llevar el papel a otro nivel, hacer evolucionar a Nina de una forma suave, fascinante y terrorífica.

Porque Black Swan habla de cambios. De cómo por conseguir tu objetivo eres capaz de hacer cualquier cosa, empezando por traicionar tu propia identidad. Pero también habla de liberación, de la liberación más extrema del ser humano y de saber soportar los cambios a la vida adulta. Me he identificado excepcionalmente con esa transición, esa situación de encontrarte que un gran cambio en tu vida te hace pasar de ser un adolescente a casi un treintañero. Y aunque Nina no es el mejor ejemplo a seguir, siempre se pueden sacar lecciones de todo.

No nos engañemos, Black Swan es una historia triste, pero es que cuántas veces hemos oído que esas son las mejores? igual que las canciones de desamor, o los libros más violentos... Qué deben tener los dramas que nos hacen empatizar mucho más que las historias felices.

Sea como sea la recomiendo encarecidamente, porque Natalie Portman se come la pantalla. Baila como un ángel, seduce como nunca, sobretodo en la interpretación final y como no se lleve el Oscar esto va a ser muy injusto.

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