Antes de nada os obligo a que leáis un análisis real, el de Lleonard Pler. Bastante parcial, eso sí, pero en plan positivo y muchísimo mejor redactado que el mío. Y si no os dan ganas de haceros con una PS3 tras leerlo es que no sois humanos:
Hacía tiempo que no vivía tanto un juego. Porque sí, generalmente con los juegos disfrutamos, pero son eso, juegos, pero con Heavy Rain no juegas, vives.
Tomar decisiones es algo ante lo que nos plantamos cada segundo de nuestras vidas, y hay algunas fáciles, otras difíciles, pero siempre hay que decidir. Y en base a esas decisiones, nuestra vida toma un camino u otro.
Pues así es Heavy Rain. Un cúmulo de escenas en las que cada acción, cada pensamiento, cada camino lo eliges tú.
Empiezas como Ethan Mars, un arquitecto con la familia perfecta. Es estupendo disfrutar de una buena media hora de juego normal, sin entrar al thriller, para habituarte con el control y con el juego en sí.
A partir de ahí, un cúmulo de circunstancias nos llevará a tener que perseguir al asesino del Origami, que secuestra niños, los encierra en un búnker al aire libre y espera a que el agua de lluvia los ahogue, para abandonar el cuerpo con una figura de origami y una orquídea.
Seremos Ethan, de nuevo, el padre del último niño secuestrado, que luchará con todo lo que está en sus manos para salvar a su hijo, cueste lo que cueste.
También seremos Scott Shelby, investigador privado que ayuda a las familias de las víctimas.
El guapísimo Norman Jayden, agente del FBI que colabora con la policía para descubrir al asesino con la última tecnología virtual.
Y Madison, una fotógrafa tetona que se encuentra de bruces con el caso.
O no.
Porque ésa es la magia de Heavy Rain. No puedes definir a los personajes. Tú los moldeas a tu antojo. Y no me refiero a "sé un cabrón o una buena persona", sino que cada acción que decides tomar provoca una reacción, buena, fatal, o lo que sea. Pero Heavy Rain nunca termina antes de hora, porque todos los personajes pueden morir, pero la vida sigue. Y el juego también.
Jugablemente es muy limitado. Tanto como que se reduce a aporrear los botones que aparecen en pantalla y mover la palanca derecha tal como te piden y a la velocidad que sea necesario. Es simple, pero complicado. Pero ya os he dicho que con Heavy Rain no estás jugando, sino que lo estás viviendo. Los botones son el camino a tus decisiones, así que da igual cómo muevas al personaje (por mucho que odie lo de R2) o que para parar un puñetazo uses la X o para morrearte el círculo. Lo importante es que decidamos hacerlo.
Y se sufre. Se sufre un montón, como en la vida, sólo que esto es como una peli, un thriller de esos que te mantienen en tensión, con momentos que recuerdan incluso a Saw y con muy buenas escenas de acción.
Debido a los gráficos hiperrealistas, la emoción sale de los poros digitales de la piel de los personajes e impregna al jugador. Por eso, cada vez que tengamos que tomar una decisión rápida (las opciones se vuelven borrosas y si no lo hacemos el juego elige una opción al azar - probablemente la peor-) nos pondremos nerviosos, nos sudaran las manos y nos preguntaremos si hemos hecho bien.
Es difícil analizar el juego sin poder contar nada de la trama, pero es que este juego se ha de vivir así, sin saber nada, como si vieras una peli pero decidiendo qué hacer. Quién no ha estado en el sofá gritando e insultando a los protagonistas para que hagan lo que, según nosotros, sería lo correcto? Pues ahora lo podemos hacer y con un argumento sólido, que en ciertos puntos nos dará pánico, terror e incluso asco.
En fin, que no será un Final Fantasy XIII porque Heavy Rain no es un videojuego a la antigua usanza. Pero es que hace años y años que una historia no me cautivaba de esta forma tan brutal, haciéndome sentir parte de todo.
100% de acuerdo con tu review. Y decías que no te la habías currado!
Aunque para mí, es más juego esto que muchos otros!!!