One by one, they all just fade away...

Hoy, un poquito de metafísica barata, que siempre viene bien.

Los cambios. Esos momentos que te llegan en la vida cuando menos te los esperas, que te azotan y te ponen del revés ante las adversidades del futuro.

Porque siempre que pasa algo grave tenemos la obsesión de cambiar? porque cuando alguien muere de cáncer la gente deja de fumar (para volver a las semanas)? Porque cuando rompes una relación tienes que hacer cosas diferentes?

Yo he vivido el cambio y la verdad, no veo la necesidad ni de pretender ser otra persona ni de proclamarlo a los cuatro vientos. Lo malo me lo he guardado para mí y los más cercanos, pero lo bueno también. Es evidente que los primeros meses el mazazo te impregna y condiciona, pero no te ha de cambiar como persona. Eso es dar por perdida la batalla contra tu propia personalidad.

Soy una persona muy comprensiva. Odio la gente de opiniones rectas y del "de ahí no me mueves" porque me dan ganas de abofetearlos. Todos, TODOS podemos equivocarnos, así que hemos de valorar la opción "quizá tiene la razón el otro". Por eso mismo, quienes me conocen saben que suelo dar mi brazo a torcer, que me adapto mucho y que no tengo ningun problema en reconocer las cosas que hago mal (que son y serán muchas).

Pero otra cosa es que decida ser otra persona por pasar por un momento muy duro de mi vida. Sí en algo he cambiado verdaderamente es en la forma de ver ciertas cosas, en la prudencia que voy a tomar en cada paso que de en mi vida y en lo mucho que valoro la opinión de las personas que más me han apoyado.

Así que ante El Cambio, uno se plantea: me convierto en otro? intento hacer todo aquello que no hice? Y ahí es cuando la respuesta me abofetea en la cara: no hay nada que no hiciera antes y que ahora pueda hacer. Solo una, la evidente, pero frivolidades aparte he vivido muy, muy feliz y ahora no necesito empezar a fumar o empezar a encadenar Blackouts o ir al gym o comer verduras.

En definitiva, que algo tengo clarísimo: soy el mismo. Quizá ahora sin errores. O no tantos. 2.0. Pero no soy otra persona. Porque vivimos en esa sociedad que renueva los gadgets cada 2x3 sin ofrecer verdaderos cambios. Yo voy a durar más que el iPhone 4 y si acaso prefiero actualizar mi firmware antes que pasar a una versión nueva y más cara que en el fondo solo ofrece espejismos.