ONE

Estar solo no duele, odio cuando la gente siente lástima por aquellos que viven solos, que hacen viajes, salidas o cualquier tipo de actividad en solitario. Lo que duele es que no te quieran. Pero eso es otra historia aparte.

Así que no me molesta estar solo, ni hacer cosas solo, de hecho es algo que aprecio mucho. Y es extraño viniendo de mí, alguien sociable que se nutre totalmente de sus amigos y de la gente que le quiere. Que intento contagiar el buen rollo y verlo todo positivo, aunque todo sea una mierda. Pero también es verdad que agradezco como nadie mis momentos de soledad conmigo mismo. Quizás viene porque desde pequeño siempre fui el que vivía lejos. Mientras mis compañeros iban andando a casa desde el colegio, yo tenía que ir a coger un bus que me llevara a mi pueblo. Eso no hizo que hiciera menos amigos, pero me regaló un par de horas al día para mí, mi walkman y mis pensamientos.

Me encantaba sentarme a las 17:30 de la tarde en mi bus, apoyarme en la ventana, poner la mochila -pesada como ella sola- de acompañante, y darle al play (y rezar para que no se acabaran las pilas y Madonna se terminara convirtiendo en un camionero como haría años después en directo). Mirar el paisaje, pensar en el día, en mi vida, en "¿encontraré el amor?", montarme mis propios videoclips a medida que sonaban las canciones... Y todo en poco menos de media hora.

En mi pueblo tampoco es que tenga muchos amigos, de hecho solo me queda uno. Porque yo salía con los de Barcelona, y tenía que pillar el primer tren solo mientras todos volvían andando a casa. Y eso me ha hecho valorar más las cosas (excepto las distancias, todo me parece cerca).

Hubo una época, con 14 o 15 años, en el que decidí que iba a ir al cine solo. Cada domingo, me levantaba y me acercaba al cine de mi pueblo (el mejor de toda Catalunya) y me iba a la sesión de las 12, a la peli que más me gustara. Fue raro ir a ver South Park pero con otras pelis lo pasé más que bien y no me arrepiento.

He viajado solo. En 2008, let's face it, acompañado de mi amiga Eli, a Londres, un mes, ya ves tú, ahora me río, pero en su momento me encantaba salir de currar y empezar a buscar callejones, barrios, tiendas, con mi ipod y la ciudad de marco. El año pasado sí que di el paso gigante y me fui totalmente solo a Chicago. Cruzando por primera vez el charco, plantándome ante las míticas autoridades americanas contándoles qué iba a hacer un mes allí, aterrizando en O'Hare, cogiendo el tren, llegando en pleno centro de Chicago e intentando encontrar la residencia. Estaba tan aterrado que cuando llegué ya no tenía miedo ni nervios, sentía como si siempre hubiera estado allí. Y todo salió a la perfección, así que no me puedo quejar.

Ahora mismo, trabajo solo. Y hace un año también. Ahí me gustaría cambiar porque se vuelve muy aburrido tener que estarte horas y horas solo, preparando papeleo, actividades, etc. etc. y no teniendo a nadie con quién comentarlo. Tener que perseguir a tus jefes y todo. Lo que quiero es tener un equipo y poder tener compañeros de trabajo reales. Pero bueno, he sobrevivido.

Me encantan los videojuegos, y de hecho soy el peor compañero de juegos. Juegos para 2 nunca. Sólo lo he pasado bien con el Lara Croft y con Dead Nation, que enseñé amablemente a Abuga y le encantó rebanar sesos. Los videojuegos son algo muy individual. Comentar la jugada, tu juego favorito, noticias, etc. eso es muy social, pero el hecho de jugar es algo único e intransferible. Como leer.


En fin, que puedo hacer muchas cosas solo y las que no, me esforzaré el triple para conseguirlo. La cagaré, me cargaré algo, montaré el espectáculo, pero lo intentaré, porque, como llevo diciendo a todo el mundo estas últimas semanas, no me queda otra.